La conducta
antisocial como característica frecuente en niños que viven en orfanatorios.
Por. Jazmin R. Teliz
Los niños que crecen en
orfanatorios presentan una característica relevante en su comportamiento: “la
mala conducta”, así lo mencionan algunos cuidadores, maestros y visitantes que
asisten a orfanatorios (Dorado, 1990). Entendemos por “mala conducta” a todas
aquellas manifestaciones por parte del niño hacia los demás que no son
aceptadas por la normativa social o moral, como el no obedecer las órdenes,
discutir sin argumentos válidos por alguna situación que no les parezca, golpear a sus compañeros o incluso a los
adultos, utilizar vocabulario altisonante, constante rompimiento de las reglas,
involucrarse en peleas o provocarlas, mentir, lastimar, entre las más relevantes.
Este conjunto de características mencionadas las englobamos como conducta
antisocial puesto que el libro DSM-IV (Diagnostic and statistical manual of
mental disorders) maneja como trastorno disocial de la personalidad a aquellos
niños que presentan las siguientes
características: comportamiento agresivo que causa daño físico o amenaza con él
a otras personas o animales, comportamiento no agresivo que causa pérdidas o
daños a la propiedad, fraudes o robos y
violaciones graves de las normas. Las cuales encajan como “mala conducta”,
siendo este un trastorno y no solo un mal comportamiento, es necesario evaluar,
canalizar y atender estos casos.
Los niños que viven en orfanatorios han crecido en
ambientes muy diferentes a los esperados o conocidos por la sociedad; por lo
tanto su realidad cambia en el momento que los sucesos fuera de su control y la
naturaleza de las consecuencias, agravan sus necesidades básicas, y estas
mismas al no ser satisfechas o adecuadas provocan síntomas emocionales que se
ven reflejados en su comportamiento, por lo mismo éste es distinto al esperado.
Aun así viven una constante lucha por encajar en la
sociedad, realizando lo que las instituciones les piden como las escuelas,
centros religiosos y la misma institución donde se encuentran lo cual les causa
conflictos internos, ya que al no cumplir con las expectativas que les piden y
al no saber expresar sus emociones o quizá llegar a entender lo que les sucede,
lo manifiestan a través de su comportamiento, puesto que la expresión de
emociones en los niños generalmente es a través de una manera
conductual/expresivo como bien lo menciona Mariano Choliz, en su tesis
“psicología de la emoción”(2005), en acuerdo con la teoría de Lang (1968).
Para poder entender el comportamiento de cada uno de
ellos, habrá que conocer primeramente lo
que a este ser humano le ha acontecido ya que los casos son muy variables y la
situación de cada pequeño es distinta a la de cualquier otra persona, por
ejemplo, los casos no solo son de
orfandad por muerte de los padres, hay aquellos casos en donde los niños son
ubicados en orfanatorios debido a la irresponsabilidad de los padres, como
asuntos de drogadicción en uno o ambos padres por lo tanto no pueden hacerse
cargo de los menores e incurren en delitos, abuso sexual por familiares,
explotación infantil, enfermedades mentales, abandono en el hospital, abandonos
debido a la economía, abandono por rechazo al menor, abuso físico hacia los
menores. Como ejemplo en el orfanatorio Emmanuel existe un caso donde incluso
no se tienen los datos de los padres, ya que los niños fueron encontrados en un
hotel uno con 4 años y otro con 5 años de edad, no contaban con ningún
documento y presentaron características de niños maltratados, y lo que ellos
mencionan es que si tenían padres pero se iban a trabajar y a veces ellos se
cocinaban, por lo tanto se deduce que no recibieron las necesidades básicas
como afecto, protección, cuidado, alimento, entre otras. Otro caso del
Orfanatorio Emmanuel es de 3 menores con 5, 7 y 10 años de edad, que cuentan
con padres, sin embargo sufrieron descuidos por parte de ellos a partir de la
separación de los mismos, y vivieron con su madre un tiempo, la cual presenta
discapacidades mentales, lo cual afectó considerablemente a sus hijos abandonándolos
en dos ocasiones, siendo negligente al no darles estudios, alimentos adecuados
y maltrato físico por 2 años, además de presenciar violencia domestica y
alcoholismo del padre antes de la separación. Existen también algunos casos de
abuso sexual, por ejemplo el de una menor que fue abusada por parte de su
padrastro. Estos casos mencionados son solo un ejemplo de la vida que pueden
tener los menores que ahora se encuentran en orfanatorios, de esta manera
considerando todos los factores externos que influyen en su desarrollo básico,
y las deficiencias, negligencias y eventos traumáticos que los marcan, ¿qué
conducta se espera de ellos?.
Como lo menciona García-Baamonde (2008) en su tesis
sobre el análisis de la adaptación en niños institucionalizados de
acogida: “…la escasa integración de los
menores puede ser indicativa de la despreocupación por las demandas sociales y
de las dificultades con las normas escolares (por despreocupación, más que por
indisciplina o por conductas delictivas). Los menores siguen sus propias
necesidades y deseos y se muestran descuidados respecto a las reglas sociales”.
De esta manera, se observa que su conducta dependerá en cada uno de ellos.
De
acuerdo a la teoría del apego de Bowlby (1951), estos niños presentaran
deficiencias en su conducta debido a las experiencias de vida que su ambiente
les ha producido, por ejemplo el desapego emocional de la madre, ya que como
seres vivientes buscamos el contacto físico de este lazo; incluso en
investigaciones con monos han descubierto que buscan el apego materno, no solo
para satisfacer las necesidades de alimento sino por la seguridad, calor y
protección que les brindan. Con este ejemplo de instinto en los monos podemos
inferir que como seres humanos necesitamos también este afecto, más allá de
solo satisfacer nuestras necesidades de supervivencia. Los niños al no contar
con este apoyo emocional y vínculo materno, desarrollaran una conducta de
acuerdo al ambiente presentado ante ellos, por lo tanto si han crecido en un
constante rechazo podrán desarrollar conductas hostiles ante los lazos de
afecto que puedan surgir.
Ante
esta situación y aun así se espera de ellos que se integren a una sociedad con
reglas y cumplan las expectativas que la misma sociedad les pide. Sin embargo
se debe entender primeramente el ambiente por individual que han experimentado,
en segundo lugar se les debe brindar apoyo especializado para un mejor
desarrollo emocional, y por tercero otorgarles la confianza y seguridad que no
han vivido.
Referencias:
American Psychiatric Association (1994). Diagnóstic and statistical
manual of mental disorders(4a. ed.). Washington,DC, EE. UU.
Choliz, Mariano
(2005): Psicología de la emoción: el
proceso emocional. Universidad
de Valencia.
Dorado
Primo, J.A. (1990). Privación
psicosocial en niños de orfelinato, (1990), RAEN,
10 (35), 507-525.
García-Baamonde
Sánchez, María Elena. (2008). Análisis de
la competencia lingüística y de la adaptación personal, social, escolar y
familiar en niños institucionalizados en centros de acogida. Tesis
doctoral, Universidad de Extremadura, España.
Tejero
Martin, Ana Belen. (2003). Teoría del Apego: evolución histórica y enfoque actual.
De http://psicologialatina.com/?q=apego